Traducida del original por Marta Infante
Llegando a la casa de Catalina, no sabía qué esperar. Sabía que los abuelitos con quienes trabaja Nija´nu viven en la pobreza, pero la pobreza puede tomar muchas formas.
Bajando por el camino hasta la puerta de su casa empecé a ver lo que la pobreza significaba para ella. Pobreza es que su “cocina” estaba fuera, bajo un árbol, un par de ollas y unos ladrillos con una lámina metálica encima una cubeta, un es el fregadero. Ni agua corriente ni gas ni electricidad.
Catalina se asomó a la puerta y una gran sonrisa cubrió su rostro mientras se acercaba cojeando a recibirnos. Resulta que se había caído hacía unos días y todavía estaba dolorida del golpe, pero estaba encantada de tener visita. Nos encontramos a mitad de camino y nos invitó a entrar, allí la pobreza de Catalina tomó otra forma. El techo de su casa hecho de cañizo cubierto con tejas, estaba lleno de telarañas y grandes agujeros abiertos al cielo azul, que durante la temporada de lluvias dejaban entrar el agua, el techo claramente no había sido reparado en décadas. No había ventanas ni focos sólo la luz que entraba por la puerta y los agujeros del techo. Catalina dormía en un pequeño catre metálico sin colchón. Estaba dolorida por la caída y yo pensaba como dormir en ese catre no debía darle ningún alivio. Miré alrededor y me di cuenta de que no había baño. Catalina tenía que salir tras lo matorrales, expuesta a los elementos y arriesgando una caída para ir al baño. Sus manos estaban muy afectadas por la artritis y apenas oía (el equipo de Nija´nu me informó más tarde de que los problemas de oído venían por una infección hace años que nunca fue tratada por falta de recursos para pagar por las medicinas).
Esta era la pobreza de Catalina, y sin embargo su sonrisa y su actitud alegre nunca desaparecieron. Nos sentamos y platicamos. Me contó de su pasado, como conoció a su marido y la intensa conexión que tuvieron desde el principio por ser ambos huérfanos. Él acababa de regresar de los Estados Unidos de trabajar como bracero en el campo cuando se conocieron, se casaron en seguida y fueron muy felices. Una lágrima apareció en los ojos de Catalina mientras nos hablaba del fallecimiento de su marido, el alcoholismo de su hijo y el miedo que tenía a sus brotes violentos. Cuando le pregunté su edad no supo responderme, pero sabía la hora y fecha del nacimiento de su hijo, el que ahora la maltrata cuando está bebido. Hablaba y hablaba, encantada de tener quien la escuchara, y se acercaba a acariciarme la cara con dulzura, como si echara de menos el contacto humano.
Catalina me causó una gran impresión. Es una superviviente, una mujer cuya pobreza la hizo encarar los retos y hacerse más fuerte. En su situación yo seguramente me habría hundido, y sin embargo Catalina aguanta.
Lo que Nija´nu ha hecho por Catalina
Nija’nu ha cambiado enormemente la vida de Catalina. Repararon el tejado y dividieron la casita en dos cuartos creando un espacio seguro y seco para Catalina con una pequeña cocina con su fregadero y un retrete. Ahora tiene una puerta que puede cerrar por las noches, luces que puede encender cuando está oscuro y una ventana para mirar a la calle y ventilar la casa. Su catre ahora tiene un colchón decente con sábanas y mantas, tiene platos, vasos y varios trastes de cocina e incluso una televisión pequeña que le hace compañía.
Aparte del trabajo hecho en su casa, Nija´nu también paga el recibo de la luz de Catalina y le entrega un paquete mensual con alimentos básicos no perecederos y cosas como papel de baño, jabón o pasta de dientes.El equipo también ha actuado en relación al hijo de Catalina, pero sus problemas son crónicos y complejos y la situación familiar de Catalina sigue siendo una gran carga para ella, sin embargo el saber que hay gente que se preocupa por su bienestar y con quienes puede contar ha hecho esa situación un poquito más fácil.
Catalina disfrutando un masaje de la voluntaria Ephemera Wilde.
Por favor ayuda a que este proyecto pueda continuar
Si Nija´nu puede hacer esto por Catalina, imagina cómo están cambiando la visa de los 30 ancianos con quienes trabajan y la comunidad de Santo Domingo Tonalá en conjunto. Actualmente están recaudando fondos para poder continuar con este trabajo el año que viene. Han recaudado la mitad de los algo menos de $65,000 MXN que necesitan y han lanzado una campaña “crowd funding” para recaudar el resto. Es increíble que puedan hacer tanto con tan poco. Por favor echa un vistazo y ayuda a correr la voz.
Fotos de Catalina y su casa antes de la renovación cortesía de Nikhol Esteras Photography.
Susannah Rigg is a freelance writer and Mexico specialist. Her work has been featured in BBC Travel, CNN Travel, Conde Nast Traveler, AFAR and The Independent among others . Check out her portfolio here. Contact Susannah by email, info [at] mexicoretold [dot] com and join her on Instagram and Twitter.